ADOQUINES ANTI-SMOG (Articulo)
ADOQUINES
ANTI-SMOG
El concreto fotocatalítico
utiliza radiación solar para reducir la contaminación. Una científica argentina
forma parte del equipo de investigadores holandeses que puso a prueba este
sistema en Europa. En los ensayos previos se monitoreo la calidad del aire en el
lugar y luego compararon los niveles de contaminación de esa calle con otra
construida con u adherente normal. La clave de la tecnología radica en la incorporación
de dióxido de titanio en la mezcla.
Investigadores de la
Universidad de Twente y de la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Holanda)
estudiaron diferentes formulaciones de
concreto durante años hasta desarrollar una “receta” con resultados
alentadores. La idea es ingeniosa: añadir a los adoquines un material que,
gracias a la acción de la radiación solar, reacciona ante los agentes nocivos
presentes en el aire y los descompone en sustancias inofensivas. Se trata de
una alternativa simple y economica que puede mejorar la calidad de vida en las ciudades.
La Dra. María de los
Milagros Ballari, una científica argentina que integro el grupo de
investigación holandés del año 2008 al 2010, tras doctorarse en el Instituto de
Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC) dependiente de la
Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET, relata el proceso: “El
estudio se basó en ensayar el funcionamiento en condiciones reales. Para ello
se modificó una calle en Hangelo, en los Países Bajos, con adoquines de concreto fotocatalíticos -tal la
denominación que recibe la nueva tecnología-, se monitoreó la calidad del aire
en ese lugar y luego se cotejaron los niveles de contaminación de esta calle
con otra construida con concreto normal”.
La experimentación
permitió conocer cómo afectan las condiciones ambientales (irradiación,
humedad, velocidad del viento, además de la suciedad y la corrosión). “La
influencia de dichos parámetros se estudió inicialmente en el laboratorio de la
Universidad de Eidnhoven, y luego fueron
analizados a través de mediciones obtenidas durante el monitoreo de la
calidad del aire en la calle modificada”. La clave de la tecnología es la
incorporación de dióxido de titanio en la mezcla del concreto. Se trata de un material semiconductor que se
emplea en la pintura blanca, no es toxico y resulta muy económico. Al exponerse
a la radiación ultravioleta genera un proceso de oxidación que descompone
muchos de los contaminantes del aire, los cuales de esta manera, pueden ser
degradados.
“La ventaja de este
método es que logra mineralizar estos compuestos, transformándolos en dióxido
de carbono, agua y ácidos minerales”. En particular, el equipo Holandés
focalizó su trabajo en reducir el porcentaje de óxido de nitrógeno presente en el
aire, creado por la combustión en los motores de los automóviles.
“Estos compuestos
tienen efectos nocivos sobre el medio ambiente y la salud humana, debido a que
producen ozono en los niveles de la troposfera y promueven el smog urbano a
raves de reacciones fotoquímicas con hidrocarburos”, comento la investigadora.
Los ladrillos desarrollados permiten que los óxidos de nitrógeno, en presencia
de la luz solar, sean convertidos en nitratos inofensivos para el medioambiente.
Bajo condiciones climáticas
ideales se observo hasta un 45% de reducción de los óxidos de nitrógeno
emitidos por el tráfico en la calle Holandesa. En promedio esta reducción fue
del 19% teniendo en cuenta mediciones con menor irradiación.
APLICACION EN
ARGENTINA
Los adoquines con
los que se revistieron la calle Castorweg tienen dos capas. La inferior es gruesa
y está construida con concreto
convencional. Por encima, se dispone una segunda capa, más fina, fabricada con
el nuevo tipo de concreto a la cual también se le aplico un recubrimiento fotocatalítico
para mejorar su poder descontaminante. Si bien su rendimiento puede reducirse
en presencia de otros contaminantes, o al suturarse de nitratos, los expertos
esperan que las lluvias remuevan y regeneren el catalizador. “Estimamos que a
pesar de la corrosión o deterior normal que puede mostrar una calle debido al tránsito
de autos, vientos y precipitaciones, la capa de solo algunos centímetros a la
que se incorpora el dióxido de carbono sea suficientemente gruesa para no verse
completamente desgastada y presente una durabilidad de décadas”, explico
Ballari. Esta técnica no se limita a Europa, sino que puede obtener mejores
resultados en aquellos países donde la disponibilidad de radiación solar es mayor.
“El único inconveniente que visualizo es que en nuestro país el tipo de
materiales y la técnica de aplicación para construir las calles es diferente a
los de Holanda. Por lo tanto, cada país debería adoptar esta tecnología a la
infraestructura de la cual disponga”. Aclaró la experta.
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